La palabra trauma procede del griego y significa herida.
En el ámbito psicológico, cuando hablamos de trauma nos referimos a heridas emocionales.
Con frecuencia, ciertas vivencias perturbadoras, pueden desbordar los mecanismos de procesamiento cerebral (es decir, nuestro cerebro non es capaz de digerirlas) por lo que quedan bloqueadas en la memoria provocando malestar y secuelas psicológicas.
Existen diferentes tipos de trauma:
Traumas provocados por acontecimientos que pusieron en riesgo la vida de la persona.
Nos referimos aquí a acontecimientos altamente perturbadores como un atraco con agresión, una enfermedad muy grave, un naufragio, terremoto, accidente de tráfico, violación, etc.
Este tipo de situaciones pueden provocar que algunas personas sufran un Trastorno de Estrés Postraumático. Los síntomas habituales en estos casos son: ansiedad, insomnio, pesadillas, imágenes intrusivas del suceso traumático, fobias a ciertos estímulos relacionados con lo ocurrido, etc.
Traumas en la infancia o adolescencia.
La infancia es un período especialmente vulnerable, esto significa que acontecimientos que son superables con facilidad para un adulto pueden provocar graves secuelas en el sistema emocional de un niño.
Nos referimos aquí, a todo tipo de situaciones que afectan a la seguridad física y emocional de un niño. Por ejemplo: muerte prematura del padre o madre, padres emigrados, abandonos, separación conflictiva de los padres, cuidadores que sufren adicciones o trastornos mentales, maltrato o abuso ya sea físico, psicológico o sexual, acoso escolar, etc.
Estas situaciones son sumamente perjudiciales para el sistema emocional de los niños y provocan trastornos psicológicos en la infancia. Con el paso dos años, de no ser adecuadamente tratadas pueden llegar a ser el germen de numerosas patologías mentales en la vida adulta, como: Trastornos disociativos, trastornos de la personalidad, dependencia emocional, trastornos de ansiedad y depresión, adicciones, trastornos alimentarios.
En los últimos años, desde la psicoterapia, se viene ignorando la repercusión de las experiencias traumáticas en la salud mental.
Por ejemplo, es habitual encontrarse en consulta a personas, que a pesar de llevar muchos años en terapia no han recibido ayuda directa para superar acontecimientos muy dolorosos que ocurrieron en sus vidas y los marcaron profundamente.
Actualmente desde enfoques terapéuticos como el EMDR o la terapia sensoriomotriz, se ha puesto de relieve la importante repercusión de ciertas vivencias traumáticas en la salud mental.
¿Qué es el EMDR?
El EMDR, es un tipo de abordaje psicológico que ayuda a las personas a procesar los acontecimientos traumáticos. Las siglas EMDR, en inglés, corresponde con las palabras Desensibilización y Reprocesamiento por medio de Movimientos Oculares. Esta técnica psicológica consigue que se procese el material traumático y ayuda a potenciar estados emocionales positivos con el fin de facilitar el crecimiento personal del paciente y su proceso curativo.
El enfoque EMDR marca una nueva etapa en el ámbito de la psicoterapia, por fin, muchas personas que no evolucionaban en sus síntomas ni los entendían, obtienen respuestas y una intervención eficaz que les permite desprenderse do su malestar y superar las heridas del pasado.
El EMDR es una técnica que demostró ser eficaz en el tratamiento de las siguientes problemáticas:
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Ansiedad y ataques de pánico.
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Fobias y miedos irracionales.
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Trastorno de estrés post-traumático.
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Trastornos disociativos.
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Duelos y rupturas de relaciones.
Solo los psicólogos acreditados están legitimados para emplear esta técnica, en nuestro centro contamos con psicólogos especializados en trauma y EMDR.
Para más información puedes consultar la página oficial de EMDR España.